Para ello se planteo la exposición itinerante Memoria Visual de Zorrotzaurre (La Isla Viva) poniendo el acento en el protagonismo de los hombres y mujeres que han contribuido con su actividad, esfuerzo y vivencia cotidianas a conformar la historia de Zorrotzaurre, activando de esta manera la memoria colectiva del barrio. Una mirada con perspectiva histórica y proyección de futuro. Porque ningún barrio o ciudad se construye sin los hombres y las mujeres que vivieron, viven y vivirán en ella.
A nivel constructivo se jugo con la dualidad “industria y servicios” estableciendo como unidad constructiva el container, elemento industrial y comercial para el transporte de mercancías que se reconvierte para generar un espacio de ocio y cultura, donde albergar una exposición como esta. Estos volúmenes de matiz industrial, nos permitirán conectar de forma directa con la historia y actividad principal de Zorrotzaurre y por lo tanto con el sentido de la exposición que acoge, generando un gran impacto visual.
En su interior se planteo la búsqueda del contrate entre la frialdad del hierro y acero de estos containers, a través de la generación de un espacio cálido, limpio y tecnológico, donde se integraron los recursos expográficos interpretativos basados en 25 pantallas con distintos contenidos generando distintas composiciones y narrativas en función de la unidad temática a trasladar.
Además de todas las labores de documentación, conceptualización, diseño y producción tanto del continente como del contenido expositivo, se llevaron a cabo una serie de acciones de dinamización (visitas teatralizadas, talleres, conciertos, programas de radio en directo, grafitis, etc.), así como la propia campaña de comunicación en distintos medios para dar a acontecer la exposición.