Con estas premisas encima de la mesa comenzamos a trabajar, analizando la especificidad de la propuesta de valor. Por un lado, identificando a Benta como un espacio de encuentro, reflexión y disfrute socio-cultural y gastronómico para los vecinos del barrio; y por otro, Bentaranoa como Asociación para la promoción y gestión de las iniciativas y actividades que se desarrollen en este espacio.
“Una identidad que define lo que tradicionalmente ha sido, y en lo que quiere volver a convertirse (espacio de ocio, reflexión y encuentro), devolviendo la mirada al barrio, manteniendo su esencia y activando el tejido social, cultural y económico del mismo”.
De esta forma se creó un ecosistema de marcas relacionadas con una misión común, que recobrando la mirada de los vecinos y comunidad al barrio, activando la vida en él (social, cultural y económica).
La construcción de la marca se vertebra en base a 2 elementos geométricos sencillos, el rectángulo y el círculo con su conceptualización particular del contenedor o espacio donde se desarrolla la actividad, y las experiencias o personas que son quienes los generan y disfrutan, respectivamente. Y la unión de ambos elementos generan la “B” de Benta y Bentaranoa .
Esta construcción se refuerza con su alineamiento con los valores estratégicos de marca y posicionamiento de Benta y Bentaranoa , como son la sencillez, la flexibilidad, la eficiencia y el desarrollo sostenible, proyectando la idea de que con poco (y elementos sencillos) se puede hacer mucho.
Durante el proceso, definimos la estrategia y posicionamiento de ambas marcas, así como sus elementos estructurales y ecosistema visual, desarrollando sus nuevas aplicativas tanto físicas como digitales, haciendo especial hincapié en su presencia digital, y revisando la estrategia y gestión que actualmente hacía de sus redes sociales, para ponerlas al día alineadas con una estrategia de posicionamiento y contenidos común para que puedan continua de forma autónoma encargándose de las mismas.